El motivo principal de esta moneda de 2 euros conmemorativa de Italia es el 450 Aniversario del Nacimiento de Galileo Galilei (Pisa, 15 de febrero de 1564 – Arcetri, 8 de enero de 1642).
Galileo di Vincenzo Bonaiuti de’ Galilei, hijo de una familia de la baja nobleza, fue inscrito por su padre en la Universidad de Pisa, donde estudió medicina, filosofía y matemáticas. Pero atraído por la obra de Euclides, sin ningún interés por la medicina ni la filosofía aristotélica, Galileo reorientó sus estudios hacia las matemáticas.
Todavía estudiante, descubrió la ley de la isocronía de los péndulos, primera etapa de lo que será el descubrimiento de una nueva ciencia: la mecánica.
Aunque en 1585 abandonó la universidad, volviendo a Florencia sin diploma, pero con grandes conocimientos y una gran curiosidad científica.
En tiempos de Galileo, la ciencia era fundamentalmente especulativa. Las ideas y teorías de los grandes sabios de la Antigüedad y de los padres de la Iglesia, eran venerados como verdades indudables e inmutables. En cambio, Galileo partía de la observación de los hechos, sometiéndolos a condiciones controladas y mesurables en experimentos. Y de la observación surgían hipótesis que tenían que corroborarse en nuevos experimentos y formularse matemáticamente como leyes universalmente válidas.
Con este modo de proceder, hoy natural y en aquel tiempo nuevo y escandaloso (por cuestionar ideas universalmente admitidas y la autoridad de los sabios y doctores), Galileo inauguraba la revolución metodológica que le ha valido el título de «padre de la ciencia moderna».
Fue protagonista de muchos descubrimientos sobre física, ingeniería y matemáticas, y destacó especialmente en astronomía, ya que fue el primero en construír un telescopio y, mediante la observación, contradecir el principio de que la Tierra era el centro de todos los movimientos producidos en el cielo. Y a finales de 1610, observó que Venus presentaba fases semejantes a las lunares, hecho que interpretó como una confirmación empírica al sistema heliocéntrico de Copérnico, ya que éste, y no el geocéntrico de Tolomeo, estaba en condiciones de proporcionar una explicación para el fenómeno.
Pero la Iglesia Católica, contraria a las teorías de Copérnico, acabó condenando al sistema copernicano como «falso y opuesto a las Sagradas Escrituras» y, a Galileo, a prisión perpetua (la pena fue suavizada al permitírsele que la cumpliera en su casa de Arcetri).
En su retiro, Galileo consiguió completar la última y más importante de sus obras: Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias, publicada en 1638. En ella, sentó las bases físicas y matemáticas para un análisis del movimiento que le permitió demostrar las leyes de caída de los graves en el vacío y elaborar una teoría completa del disparo de proyectiles.